¿Cómo ayunar si no puedo ayunar por cuestiones de salud este miércoles de ceniza?

¿Cómo ayunar si no puedo ayunar por cuestiones de salud este miércoles de ceniza?

Ayunar, materialmente significa no comer, y tiene un sentido espiritual.

En este tiempo en el que nos domina el deseo de dar placer al cuerpo, necesitamos demostrarnos a nosotros mismos que podemos disciplinar nuestros deseos.

En el cristianismo el ayuno es una disposición previa para que, libre de los apetitos materiales, el espíritu humano se encuentre con Dios. Además, es una práctica ligada a la limosna y la oración, “es uno de los actos esenciales que traducen delante de Dios la humildad, la esperanza y el amor al prójimo” Así, el ser humano reconoce que no está en sus fuerzas, sino en el poder de Dios, su salvación.

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El ayuno consiste en hacer una sola comida al día, lo más austera posible y comer algo muy ligero por la mañana y por la noche, no comiendo entre comidas. Además, la Iglesia nos pide que entreguemos el fruto de nuestro ayuno a los hermanos que siempre ayunan, es decir, dar como limosna el dinero o comida que hayamos podido ahorrar fruto de nuestro ayuno.

Pero, ¿qué pasa si por alguna condición de salud no puedo ayunar?

Existen situaciones médicas y padecimientos que complican el ayuno, pues no comer podría representar, en algunos casos, un riesgo para la salud. Por ejemplo, si padezco diabetes, problemas de presión, cáncer, anemia, etc.

De igual formar, por cuestiones de salud, el ayuno no es obligatorio para menores de 18 y mayores de 59 años.

“El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura?

¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes? Si así procedes, tu luz despuntará como la aurora, y al instante llegará tu sanidad; tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del Señor te seguirá.” Dice el profeta Isaías 58:6–8, respondiendo a la pregunta y haciéndonos una invitación a ayunar con nuestras acciones.

Si mi condición no me permite hacer ayuno de alimentos, puedo ayunar ofreciendo un sacrificio a Dios, dando de comer al hambriento y de beber al sediento, escuchando a alguien que lo necesita, cuidando al enfermo, dando cobija y vestido a quien no lo tiene y siendo misericordioso con mis semejantes.

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