(O) OPINIÓN "VOX POPULI VOX DEI" Por: Alberto Salvador

(O) OPINIÓN  "VOX POPULI VOX DEI"  Por: Alberto Salvador

La voz del Pueblo es la voz de Dios. De esta manera se graficaba el respeto de conveniencia que tenía la clase política Romana al pueblo, del que dependían para mantenerse en el poder. Dos mil anos mas tarde, seguimos esperanzados en que sea la mayoría de electores que puedan tomar la mejor decisión en las urnas y determinar el rumbo que debe seguir su país. Empero, la realidad dista mucho de la expectativa. Los electores son manipulados con ayuda de la tecnología informática que es capaz de construir “realidades” a medida de los manipuladores.

Nuestra región ha sido coptada por una ola populista que viera la luz en Sao Paulo, Brasil, con motivo del Foro convocado por el derrotado anciano cubano, que sufría los estertores del abandono de sus camaradas soviéticos, cuyo modelo económico colapsó repentinamente, dejando en la indigencia a Cuba, último reducto del comunismo en el planeta. La propuesta estaba fría y perversamente calculada para acceder al poder por las urnas, dejando de lado las armas y las proclamas revolucionarias.

Macchiavello se debió haber sobresaltado al conocer de esos siniestros planes, que superan de largo las tácticas políticas de su época. La hoja de ruta determinó las tácticas y estrategias a implementar. Debian atacarse los partidos políticos, la banca, el empresariado, los medios de comunicación, debilitar la institucionalidad del Estado, las Fuerzas Armadas, la Iglesia Católica, mientras se ponía el dedo en las llagas del pueblo pobre, desnutrido, enfermo, hambriento, ofreciendo resolver sus problemas con el reparto de las riquezas que guarda el poder.

Fue así como se estrenó el modelo con el vecino país Venezuela, donde un revoltoso coronel expulsado del ejército, buscaba ubicarse en el espectro político jurando no ser comunista ni tener planes de atentar contra la inversión privada ni acercarse al modelo cubano. Bastó que ganara las elecciones con un discurso populista, para que se quite la máscara y, de la mano de los compañeritos isleños, enrumbe el otrora prospero país petrolero hacia el despeñadero, logrando vergonzosamente convertirlo en un país de mendigos, que deambulan por el mundo viviendo de la generosidad de otros seres humanos, mientras que las cupulas opresoras amasan grandes fortunas que ni siquiera las pueden disfrutar.

El mismo patrón se implantó en Nicaragua, Argentina, Brasil, Honduras, México, Perú y ahora Colombia. Las consignas demagógicas del Foro de Sao Paulo, corregidas y aumentadas por el “Grupo de Puebla”, se cumplen inexorablemente en todos estos países que han caído en las garras del SS XXI. Una vez en el poder, el dispendio es ilimitado, para simular una bonanza económica que no durará, siendo la antesala a una crisis económica y política, de la cual es incierta la salida. El modelo económico que pretenden implantar no es sostenible. La inversión privada abandona el país, crece el desempleo y la deuda pública, se encarece la vida, tambalea el sector externo y la crisis se generaliza hasta que explota.

Este fenómeno previsible, acaba de ocurrir en Perú, dieciséis meses después de que Pedro Castillo, un profesor de escuela, asumiera la Presidencia de un país que ha tenido seis presidentes desde 2016. El apoyo popular logrado, superó al de Keiko Fujimori por estrecho margen, pero fue el pueblo responsable de ponerle al frente de un país emergente, cuyo desarrollo económico ha sido notable a pesar de la inestabilidad política. Esto evidencia que los modelos populistas no son sostenibles, y apenas resuelven las ambiciones de poder de los pupilos de Fidel. Tal parece que la demagogia y el populismo alcanzó hasta a Dios. Los pueblos de América han sido vilmente engañados.

¡DESPIERTA PUEBLO! 

(O) OPINIÓN 

"VOX POPULI VOX DEI"

Por: Alberto Salvador.