REFLEXIÓN

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REFLEXIÓN

La extremadamente corta campaña electoral, ha llegado a su fin. Hemos entrado en un periodo de silencio formal para ¨reflexionar¨ y expresar nuestra voluntad, libre y democrática en las urnas, este 20 de agosto. Es la primera vez que se ha decretado la muerte cruzada de legislativo y ejecutivo, cuyos efectos en la vida republicana los podremos evaluar más adelante, en retrospectiva. Por el momento, no nos queda sino acudir a esta elección anticipada para designar reemplazos por escasos 18 meses.

Ecuador es el penúltimo país en tamaño, en América del Sur. Su ubicación geográfica es privilegiada. La naturaleza es pródiga en su suelo, mar y aire. Sus habitantes son pacíficos, amantes de la vida y del trabajo. En resumen, tenemos casi todos los elementos que muchos países añoran para construir un futuro sostenible y sustentable. En ese empeño, hemos vivido 200 años de independencia, con altos y bajos, con esperanza de alcanzar esos sueños. De estos, los últimos 50 años hemos ostentado el rol de petroleros. 

El tiempo transcurrido es suficiente para hacer una evaluación objetiva de los logros alcanzados y los errores cometidos, independientemente de los responsables de estos, para corregir el rumbo, reduciendo los errores y aumentando los aciertos. Es justo y necesario mirar el panorama amplio, alejándonos de los problemas coyunturales. En la medida que seamos capaces de visualizar los grandes problemas que arrastramos, podremos construir grandes soluciones e intentar implementarlas.

Los pueblos se constituyen en Estados para construir una sociedad que resuelva las necesidades fundamentales de sus miembros. 

Son sus obligaciones primarias la salud, educación y seguridad. Las secundarias incluyen una amplia gama de materias como vialidad, servicios básicos, riego, saneamiento ambiental, entre muchas otras. Para atender estas obligaciones, los ciudadanos debemos aportar con impuestos, en la medida de la capacidad económica.

Mientras crece la economía, fundamentalmente en función de la inversión pública y privada que logre el país, aumentarán sus ingresos y se podrán atender de mejor manera sus obligaciones, siempre crecientes. 

Por otro lado, las demandas ilimitadas que los ciudadanos imponen al Estado, van mermando las arcas fiscales, reduciendo la disponibilidad para las obligaciones primordiales. El equilibrio entre estos factores es el que marca la vida de los pueblos, y determina la calidad de gestión pública, que redunda en estabilidad o inestabilidad social y política. Esta es la esencia de la gestión pública en el modelo occidental que impera en nuestro país.

No cabe duda que, la mayoría de autoridades que asumen el encargo de cumplir con su comunidad, aspiran a lograr mejores resultados que sus predecesores. Para lograrlo, tendrán su propia visión de las alternativas, que obedecen a distintas corrientes de pensamiento ideológico, práctico, académico u otro. Sin embargo, en todos los casos, el éxito se determinará en la medida que se hayan dispuesto de los recursos económicos para implementar las soluciones, de manera sostenible, en el largo plazo. Las diferencias en los estilos de gobernar, radican en administrar los recursos responsablemente o no, hasta donde nos den las sábanas, promoviendo al mismo tiempo el crecimiento de la economía, especialmente con iniciativa privada que debe hacer las inversiones de riesgo, para lograr un crecimiento continuo de ingresos al Estado.

En estas horas de reflexión, es saludable hacer un ejercicio de madurez política y escoger entre las varias alternativas que se nos presentan, entendiendo sus diferencias, para lograr el fin que todos esperamos. Si seguimos haciendo lo que hemos hecho en el pasado, no podemos esperar resultados distintos. Este es el momento de corregir los errores del pasado. 

Ejerzamos el voto responsablemente, para elegir al mejor administrador y legisladores.

¡DIOS NOS ILUMINE!

Alberto Salvador

albertosalvador9@gmail.com

Agosto 17 de 2023